Las Islas Baleares presentan uno de los destinos preferidos por los españoles para sus vacaciones. La oferta de playas paradisíacas, buen tiempo y una cocina de alto valor resulta incuestionable para cada vez más nacionales y extranjeros que deciden invertir aquí sus semanas de descanso. Las mejoras de los servicios enfocados al turismo y la solidez de los canales de transporte han posibilitado un turismo activo y de calidad. El público elige el ferry mallorca y tiene la posibilidad de realizar una ruta por sus diferentes islas, gracias a las buenas comunicaciones por vía marítima que ofrecen sus puertos.
Mallorca es el punto más grande de la región, con más de cuatrocientos mil habitantes. Su capital, Palma, tiene un importante componente histórico. La conexión por ferry está disponible desde diferentes puntos de la Península como Barcelona, Valencia o Alicante. Su propuesta va más allá de una costa espléndida, pues su valor medioambiental también se encuentra en el interior. La Sierra de Tramuntana o las Cuevas del Drach son puntos de distintas características que bien merecen una visita. Pueblos como Pollença, Fornalutx o Sóller también se sitúan entre el listado de cosas qué hacer en Mallorca. Son enclaves milenarios que se ubican tanto en las zonas interiores, algunos a una altura considerable teniendo en cuenta que es una isla, como en las costeras.
La isla más próxima a Mallorca es Menorca, ubicada a una hora y media en ferry. Es más pequeña y su nombre se debe a la condición de hermano pequeño; pues las características son parecidas, aunque con una dimensión más reducida. Menorca destaca, además, por sus playas salvajes y un paisaje interior muy característico. No es extraño encontrarse con construcciones rurales que son caseríos en los que se puede realizar una parada para comprar queso autóctono. Solo hay una carretera nacional, que conecta toda la isla y las ciudades más importantes: Mahón y Ciutadella. El acceso a muchas playas se realiza a través de caminos y senderos, lo que aporta un importante componente de sostenibilidad al modelo. Las limitaciones a la edificación impiden que encontremos edificios modernos cerca de muchos puntos costeros, por lo que la tranquilidad está garantizada.
Ibiza y Formentera, punto final
El trayecto entre Menorca e Ibiza, que es el siguiente destino, se prolonga hasta las once horas; así que hay que buscar un horario nocturno para no perder tiempo. Si bien es un viaje en ferry de bastante duración, supone un acercamiento a la península y, por tanto, al lugar de retorno. La isla de Ibiza optimiza al máximo sus posibilidades en una combinación de turismo de lujo, calas perdidas y zonas reservadas para las grandes aglomeraciones que buscan un viaje de ocio y fiesta. No hay que olvidar que esta isla es la meca de los mejores djs del momento. Las áreas de la ciudad de Ibiza y de San Antonio son las más solicitadas, si bien la ventaja de esta isla es que su tamaño reducido permite llegar de un punto a otro en coche en no más de una hora.
La visita a Formentera es obligada. Los barcos parten diariamente con una frecuencia de treinta minutos en verano, así que no hay excusa. Es una pequeña joya en el Mediterráneo con playas que imitan al Caribe y rincones de ensueño.