Nuestras recomendaciones
Nuestra segunda parada en Euskadi será en un lugar muy querido para los alaveses, las salinas de Añana. A pesar de que están situadas en un lugar relativamente cercano a Vitoria, al llegar aquí apreciamos una cierta atmósfera bastante diferente a la de la ciudad, me refiero a que es un ambiente bastante rural.
Debido a que hace un calor sofocante, decidimos esperar a lo que será la última visita guiada del día. En Salinas de Añana las visitas son obligatorias hacerlas con guía. Mientras tanto, nos refrescamos en la piscina municipal, que curiosamente también tiene el agua salada.
Como un reloj llegamos a la hora concertada, el lugar donde venden los tickets es al mismo tiempo una enorme tienda donde es posible comprar multitud de productos relacionados con la sal de las salinas.
Una vez que iniciamos la visita, lo primero que impresiona es ver como los conductos que llevan el agua de un lugar a otro son de madera. Alguien pregunta, ¿como es posible que no se pudran? La respuesta está en que se forma una pequeña capa de sal en su suelo y paredes que los protegen de la humedad.
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Mientras la guía nos va enseñando el costoso proceso para extraer la sal, otra curiosidad, si en el momento que se está formando la flor de la sal se pone a llover, cosa normal en Euskadi, dicha sal no sirve. Esto es un añadido a la dificultad del proceso.
Hemos entrado en pequeñas curiosidades sin hablar de lo más importante, del origen del agua. Pues bien, hay que decir que el agua de las Salinas de Añana, por unas circunstancias que explica muy bien la guía, nace con una salinidad varias veces superior a lo normal. Dicha agua es canalizada rápidamente y se utiliza para llenar las piscinas en las que se produce la sal, por lo que el proceso no puede ser más natural y más puro.
Por último, para acabar esta agradable visita, llegamos a una piscina mucho más grande, en ella nos dejarán meter los pies, por lo visto hay tratamientos que se realizan con agua salada. Pues bien, lo curioso es, que cuando salgamos de la piscina y nos sequemos, tendremos una fina capa de sal en nuestra piel. En el caso de algún niño dicha capa se extenderá por todo su cuerpo.
Como llegar a las Salinas de Añana en transporte público
Para llegar a las Salinas de Añana en autobús puedes hacerlo desde Vitoria. Para ello debes de coger el autobús 50 A en la estación de autobuses de Vitoria-Gasteiz. Existen 5 autobuses al día, y la duración del trayecto es menor a la hora. Por lo que, se convierte en una excursión recomendaba para hacer en el día. Puedes consultar los horarios pulsando aquí.
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